Celebramos el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama. El post de hoy es un homenaje a todas las mujeres que están o han estado peleando; a las que conozco y a las que conoceré. A mujeres que no quieren dejar de ser quienes son por la enfermedad. Y que luchan contra ella con una actitud valiente.
Os presento el testimonio de una clienta – una amiga- confiando en ayudar a las que ahora dais a los primero pasos hacia vuestra curación y vais a enfrentaros a la quimioterapia y todo lo que conlleva. A las que empezáis, a las que habéis terminado y a todas y todos los que compartís la vida con esa mujer que más que nunca necesita nuestra ayuda.
“Voy a ver si soy capaz de contestarte a todas estas preguntas. No te creas me va a costar un poco porque a pesar del tiempo, me va a costar.”
“E” suspira pero me regala su sinceridad cuando le pido que me hable de lo que sintió cuando le comunicaron que era necesario someterse a quimioterapia.
“Describirlo es imposible. La sensación que lo puede recoger todo es “shock”. El miedo es brutal por cómo va a reaccionar tu cuerpo.”
Ya había habido casos en su familia y había visto el proceso de someterse a la quimioterapia. Además, el aluvión de información que te dan en la consulta del médico es difícil de digerir. Necesario pero abrumador.
Cuando planificaron su tratamiento, lo que más le impresionó fue lo que también le hizo adoptar una actitud positiva.
“Me dijeron no hagas planes. No mires el calendario. No cuentes las semanas…puede que el plan que tenemos ahora tengamos que cambiarlo. Pero cada vez que salía de una sesión, quincenal, semanal o diariamente, pensaba: ¡una menos! ”.
Nunca pensaba en las que quedaban, si no en el camino que ya había andado.
La pérdida del cabello
“Era sin duda lo que más miedo me daba: no reconocerte, ver que eres otra y que el espejo te recuerde constantemente por lo que estás pasando.”
La preocupación sobre cómo reaccionarían los demás, cómo te vería tu familia…y ese miedo y esa preocupación hicieron que fuera su marido quien decidiera llamarnos. Ella no era capaz.
“Era un mar de lágrimas, llena de dudas. Pero he de decir – y lo sabes- , que me ayudaste un montón. Esa cercanía, esa proximidad que nos muestras a todas cuando vamos a tu salón echas un mar de dudas, de lágrimas. Reconforta tener a alguien que te trata con ese cariño, esa amabilidad, con esa cercanía…restarle importancia a lo que se nos viene encima. Para mí fue fundamental estar contigo “
“El día que me rapaste la cabeza, estábamos hablando de cualquier cosa. Esa naturalidad, el darte cuenta que estás pasando por un proceso y restarle importancia: hay que pasarlo, tienes que verte en el espejo, puedes hacerlo o no, pero la verdad es que tú me ayudaste un montón.”
Deporte como terapia
Casi todo tratamiento médico de estas características tiene consecuencias físicas.
“Durante el tratamiento, lo más evidente era el cabello. Pero no solo el pelo (porque me pusiste una peluca estupenda) sino las cejas y las pestañas. Te ves hecha un adefesio. La medicación hace que te hinches, que te cambie el apetito. A mí me afectó al sueño, pero mi cita con el deporte era diaria”.
Sabe que gracias a eso, el tratamiento fue bien.
“No fallé. Me cargaba las pilas irme dos horas a andar o a correr, a lo que me permitiera el cuerpo. Ponerme mi música y desconectar.”
Después del tratamiento ha estado más cansada. Muscularmente más flojita. El metabolismo cambia. Pero como es una loca del deporte y le sigue gustando.
“Ahora corro menos que antes pero me gusta llevar esa actitud.”
Actitud
“Conforme vas pasando las etapas y vas viendo la evolución, se va quedando como una vivencia”.
YO SOLO PUEDO DAR LAS GRACIAS.
Nunca podré estar suficientemente agradecida a todas y cada una de estas mujeres por hacerme partícipe de esa etapa. Forman parte de mi aprendizaje vital, aportan tantas emociones, tantos momentos…son un reto, y hoy más que nunca, y este año más, NO PODEMOS DEJARLAS SOLAS.