A todos nos encanta darnos caprichos y alimentar el alma con esos placeres que nos hacen sentir bien: placeres gastronómicos, un estupendo spa, belleza en nuestro salón favorito, en esa tienda que miras y miras su escaparate porque te enamoran sus prendas, una comida en ese restaurante con estrellas michelín, esos zapatos casi inalcanzables (ay, esos zapatos…).